El metro y el tiempo

Al entrar en el metro descubrió que el tiempo era suyo.

Veía a esas parejas que temen perderse, despedirse por la ventanilla; las veía soltando aquellas lágrimas que se veían reflejadas en el cristal como gotas de lluvia bajando por sus caras de porcelana.


Despedidas que le recordaban a él, a él y su manía de viajar en metro; y lo entendió, él era la velocidad del metro y ella la rapidez con la que te enamoras, él era las vías y ella el recorrido que seguías; eran tan parecidos que alguna vez tenían que encontrarse, pero él era el metro y ella el tiempo, dos medidas que no permanecen unidas.
- Beatriz.

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