Un pensamiento es algo difícil de controlar. Pero déjame decirte que no eres tu edad, no eres la talla de ropa que usas, ni eres tu peso o el color de tu pelo. No eres tu nombre, o las pecas de tus mejillas. Eres los libros que lees, y todas las palabras que dices; eres tu voz ronca por las mañanas y las sonrisas que intentas esconder; eres la dulzura de tu risa, y cada lágrima que has llorado; eres las canciones que gritas a pleno pulmón cuando sabes que estás solo. Eres los sitios en los que has estado, y ese al que llamas hogar. Eres las cosas en las que crees y las personas a las que amas; eres las fotos que hay en tu habitación, el futuro con el que sueñas. Estás hecho con belleza, pero hay veces que lo olvidas cuando decides que estás definido, por todas esas cosas que no eres. Y es que las mejores personas son las que poseen el sentimiento de la belleza, el corage de tomar riesgos, la discipplina de decir la verdad y la capacidad de sacrificars...
Las puestas de sol, despertar con el amanecer y con tu canción favorita. La piel de gallina por el toque del hielo, el calor que trasmite la taza de chocolate caliente a la punta de tus dedos. El aire puro matutino, la sonrisa en un día triste, el abrazo de oso en un día frío. Sentir tu corazón crecer con cada latido, con cada respiración, a cada minuto, cada segundo; sentir cada célula de tu cuerpo vivir. Y sentirte infinito. - Beatriz.
Dependiendo de la situacion prefiero el orden o el desorden, o tal vez el caos, verlo todo en tonos rojos, tonos que saquen mi locura, tonos que muestren mi corazón, tonos rojos manchados de caos negro. Pero también me gusta el orden, ese en el caigan gotas de color blanco y azul pero que jamás se mezclen, o tal vez si, y formen el caos del azul cielo, ese caos que trae paz, esa paz que llena huecos vacíos. Esos vacíos que se convierten en caos y que si rascas lo que sale es rojo, rojo corazón con marcas negras. - Beatriz.
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