Heridas sanadas

Quería resurgir cual fénix de sus cenizas,
quería meter el dedo en la herida,
quería abrir la cicatriz hasta sangrar de nuevo,
quería descubrir su caja de Pandora,
quería saber qué era de su alma,
¿Cómo sería ahora que todo había pasado?

Al principio todo eran capas y capas de oscuridad.
Se llenó las manos de esa sustancia pegajosa, negra y desagradable a la que llamaban miedo;
lo daba casi todo por perdido, por ello siguió abriendo cicatrices...
Hasta que no quedó nada dentro de ella.

Se dio cuenta de que nunca había estado recuperada, que en lo más hondo de su ser todo era el desastre de antaño...
Se dio cuenta de que hasta no haberlo sacado todo no estaba limpia, no estaba fresca...
Se dio cuenta de que no hay que dejar a las heridas curarse, sino que hay que sacarlas para no volver a dejarlas entrar.

- Beatriz.