Francisco Vázquez Lozano.

Tal día como el 25 de septiembre, hace 4 años te perdí y hoy vengo a hacerte una breve visita como todos los años...
Hola abuelo, ¿Qué puedo decirte? Mi vida es un completo caos, te echo de menos, cuando estabas no sabía apreciar lo suficiente lo que tenía, ahora te aprecio más que antes, pero estás ausente,  ¿Porqué digo ausente? Intento consolarme y ser de vez en cuando una persona falsamente positiva, pero lo suficientemente creíble para creérmelo yo, como para pensar o creer que todavía sigues a mi lado, que de alguna forma, me observas.
Pero esto no solo me alivia, también me inquieta, hay cosas que he hecho y de las cuales no me siento orgullosa y pensar que tú sabes eso me horroriza, por estas cosas suelo pensar que no estarías orgulloso de mí, pero intento de nuevo ser falsamente positiva, puedes que no estuvieras orgulloso de esas cosas que hice... pero las superé, me arrepentí... ¿Eso no cuenta? Para mí sí y espero que para ti también.


Aunque hayan pasado 4 años todavía me acuerdo de ti a la perfección (aunque me aterroriza el hecho de olvidarte), recuerdo cuando de pequeña me llevabas de paseo, cuando intentabas que diera mis primeros pasos, cuando me hacías llorar y te reías de mí y el simple hecho de que te rieras me hacía dejar de llorar, recuerdo las noches en las que tú eras el lobo y me llevabas a colombrillos para asustar a la tata, recuerdo las risas, los buenos momentos, pero también los malos, como la famosa pelea de los cohollos, creo que te faltó cortarme las manos por coger uno antes de que estuviera todo el mundo sentado en la mesa...

Pero también recuerdo los malos momentos en los que me apoyaste... como cuando perdía un partido de baloncesto, cuando me caía y tú me levantabas, cuando llegabas a recogerme del entrenamiento con un bocadillo que tenía la mitad de la tableta de chocolate, cuando fuiste a recogerme al colegio y al no verme te fuiste y tuve que ir todo el camino a casa corriendo detrás tuya, cuando leí los libros de Harry Potter y llegué llorando porque había leído la parte en la que Dobby muere y tú sin saber de que hablaba y sin saber porqué me abrazaste y lloraste conmigo por Dobby...
Todas esas cosas las hiciste con el cáncer ya invadiendo tu cuerpo y tú y yo éramos los únicos que no lo sabíamos... conviviste con él 16 años, te perdí cuando tenía 11 y solo meses antes de tu muerte supe lo que te pasaba, incluso tú te enteraste esos meses antes... un cáncer de próstata que se extendió hasta el cerebro, lo que te provocó un infarto cerebral... ya no me reconocías, ya no reconocías a nadie, excepto a la abuela, era a la única que dejabas que se mantuviera a tu lado...
Recuerdo mis últimas palabras "Te quiero abuelo, espero que te mejores" sumando dos besos en la mejilla... si hubiera sabido que esa era la última vez que te veía te habría dicho exactamente lo mismo, pero no solo te habría dado dos besos, te habría abrazado y aspirado tu olor... así, tal vez lo recordaría.
Hay varias cosas que sucedieron en esas horas... nos dijeron que mejorabas... pero algo dentro de mí sabía que no lo hacías, mamá llamó desde el hospital a la tata, yo quería hablar contigo una última vez, despedirme, pero ella no me dejó dedicarte aquellas últimas palabras, no me dejó el teléfono, esa habría sido la última vez que hubiera hablado contigo, te hubiera dicho adiós aunque tú solo pudieras decirme hola, eso era lo único que eras capaz de decir ya...
Papá estaba de viaje de negocios, esa llamada fue el viernes por la tarde-noche, más tarde mamá ya estaba dormida en casa, todos lo estábamos, pero el teléfono volvió a sonar...
Yo solo escuché ruido y noté los besos de mamá en la mejilla... le habían dicho que habías empeorado de golpe y porrazo, que fuera corriendo al hospital, nos dejabas; mamá recogió a la tita, durante el trayecto pudieron tener un accidente, los médicos llamaron cuando mamá estaba conduciendo... le dijeron que ya no corriera... ese fue el mensaje.


Yo me desperté a la mañana siguiente, recuerdo escuchar a mamá decir: ¡Mira quién ha venido!. Cuando lo dijo parecía feliz, por lo cual mi primer pensamiento fue "EL ABUELO", pero al abrir los ojos era papá; vi a mamá asomada a la puerta y le pregunté por ti, si habías seguido mejorando y si ibas a volver pronto a casa... lo que no sabía era que ya no ibas a volver...



No me dejaron verte en el tanatorio, según mamá era para que te recordara con vida, pero después le escuché decirle a la abuela "no puede verlo, está lleno de cáncer"...

Tampoco me dejaron asistir a tu funeral, de hecho, en el momento en el que me vieron coger ropa negra me la quitaron.


Todo esto me lleva a hoy, a contarle a una lápida mi vida durante un año, un perdón que nunca escuché pero que tampoco aceptaría pues la tata rompió mi última oportunidad de decirte adiós y un vacío que nadie me quitará, te echo de menos abuelo.



Te quiere, tu nieta Bea.

Comentarios

Popular Posts

Hilos

Calma

Tonos