Rota.

Así es como me siento en estos momentos.
Cuando piensas que puedes confiar en alguien... no se, yo creía que si era de la familia, de la sangre de tu sangre podías confiar en ella… pero al parecer no.
En cada enfado me recuerdo a mí misma el lema que le instalé a mi familia desde pequeña “échale la culpa al de al lado” o “mira por ti, a los demás que les zurzan”, pero por desgracia una vez pasado el enfado también se va el recuerdo del lema, y es que incluso dentro de una familia hay máscaras, ya no te puedes fiar de ninguna sonrisa, aunque parezca sincera, aunque sea la sonrisa que has visto desde que naciste… ya parece que todo el mundo se vuelve en mi contra, incluso el viento va en mi contra (lo último fuera de ironías).
Intento ver siempre el lado positivo a las cosas “EXCELSIOR”, algunos sabrán su significado y otros no, pero en fin, para mí es un modo de vida.
Me hace gracia la típica frase que siempre me dicen en mi familia justo en el momento antes de empezar la discusión “no saques el cajón de mierda”, y os preguntaréis ¿porqué le hace gracia? Bueno… resulta que no suelo ser yo la que saca dicha frase a coacción.
Este año me he graduado y muchas personas (Incluidas profesores) me han dicho “eres muy buena persona, sigue así, con esa sonrisa” pues veréis esta sonrisa que muchos ven como “eterna” o “permanente” hay veces que se derrumba; con la frase algunos habréis pensado: “Buena persona” eso es lo que le dicen a todo el mundo y lo que suelen soltar en un funeral cuando no saben otra cosa que decir. Bien, pues hay un motivo por el cual yo me creo esa frase y es por los palos que me han dado y me he mantenido en pie (muchas veces sin saber el porqué) y porque una de las personas que me la dijo fue mi tutor, una persona a la que yo no considero un tutor, lo considero un padre, una persona con la que me he ido a Londres, Madrid más otros viajes y otro tipo de experiencias que no volveré a vivir; por esa persona por las pocas por las que yo pondría mi mano en el fuego, de las pocas a las que no le tengo puesto un lema como recordatorio del daño causado.
Lo único que me queda hacer es intentar despejarme, algo que parezco conseguir escribiendo, pero en breves acabo, así que me queda la música y mis queridos libros en los que siempre puedes ir a la mejor o a la peor parte, lo cual depende de una compleja combinación de variables.

De forma más simple, si así lo preferís: se puede ir a la parte que más te apetezca.



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